Algo tan sutil y complejo como la inteligencia nunca va a poder ser ligado sólo con un puñado de genes, como parece confirmarlo un enorme rastreo del genoma humano. A pesar de que se encontraron cientos de genes que contribuyen con ella, sus efectos individuales son tan pequeños en su mayoría que apenas pueden ser detectados. Sin embargo, esto no significa que la inteligencia no sea heredada.
La investigación, liderada por Robert Plomin, del Instituto de Psiquiatría de Londres, identificó seis genes que estaban fuertemente asociados con la mucha o poca inteligencia, pero aun los más poderosos de ellos dan cuenta de sólo un 0,4% de la variación en la inteligencia entre los individuos. Los seis juntos son responsables de alrededor de un 1% de la variación en la inteligencia.
Decenas de estudios previos con mellizos y con niños adoptados han establecido que alrededor de la mitad de la variación en la inteligencia tiene que ver con el ambiente, pero casi todos los componentes genéticos tienen que ser todavía descubiertos.
"Si extraemos lo mejor de los más importantes, y ellos sólo dan cuenta del 1% de la variación, entonces tenemos un largo camino por recorrer –asegura Plomin–. El resultado más asombroso es que no hay grandes efectos."
En su experimento, Plomin y sus colegas obtuvieron datos de inteligencia en 7000 niños de siete años, basados en pruebas verbales y no verbales. También observaron muestras de ADN de esos niños. Para encontrar zonas de ADN que se correlacionaran con la mucha o poca inteligencia, escanearon el ADN de los niños con puntajes altos o bajos en la prueba y compararon con un chip de gen cubierto con 500.000 polimorfismos nucleótidos simples (SNP, según sus siglas en inglés), zonas de ADN que difieren entre individuos.
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